90 minutos.

Después de comer y hacer el amor lo que más me gusta hacer es hablar y/o escribir acerca de estupideces y/o cosas absurdas. Me gusta hablar de tonterías, siento que puedo sacar más de una persona preguntándole "Si pudieses tener un perro como hermano, ¿Qué raza sería y por qué?" que diciendo "¿Cuántos hermanos tienes?". Quizás es por este tipo de preguntas que a veces hago que la gente me confunda con alguna loca de carretera. Pero no, no soy una loca de carretera, en tal caso, soy alguien incomprendida, y eso en ocasiones hace que la gente me vea como alguien un poco fuera de lo común.
La trivialidad es una de las cosas que más humanos nos hace. No todos somos profundos, yo no me considero una persona profunda, aunque tampoco superficial. Valoro las cosas que dentro de mi sistema muy mío y personal considero valiosas. No es tan complicado.
Hoy vi una película llamada "En la cama". Toda la peli gira en torno al post-sexo en un cuarto de hotel, es decir, un tipo y una tipa se vieron, se gustaron, se fueron al motel, tiraron y allí empieza la película. 90 minutos de conversación entre dos extraños que decidieron irse a tirar después de una fiesta. Que genialidad la del guionista en mantenerme pegada a los protagonistas por tanto tiempo, tanto que me ha hecho tomar una importante decisión. Hoy he decidido nunca tener relaciones con alguien con quien no pueda tener 90 minutos de conversación interesante en la cama. Que ladilla debe ser no tener de que hablar, y estar allí mirando al techo esperando a que amanezca, o en el mejor de los casos, hacerse al dormido para que no te pregunten nada.
Hasta ahora no me ha pasado, quizás porque yo soy del tipo de persona dispersa que brinca de un tema de conversación a otro sin anestesia ni enlaces ni nada o quizás porque casualmente me he conseguido con buenos conversadores. ¿Cómo hacen los hombres que se consiguen a esas cabezas huecas solo para cojerselas y ya? ¿De qué hablan mientras esperan para un segundo round? No podría. Sencillamente yo no podría. Le diría ¿Sabes qué? Tu belleza no me entretiene. ¡Quiero palabras! ¡Quiero frases ingeniosas y preguntas bien hilvanadas!
Y ahora que lo escribo es lógico, porque si yo he descartado por completo a gente por el simple hecho de que tengan errores ortográficos en los mensajes de texto, ¡Imagínate una continua sucesión de errores e incomodidades orales! ¡Inaguantable! Aburrimiento total, exasperación y correcciones sazonadas con falso cariño... "mi amorcito lindo, no se dice hubieron, se dice hubo"… o quizás "obviamente los cadáveres encontrados son de los muertos cariñito…" cuando en realidad lo que quisiera decir sería "¡¡BRUTA!! ¡¿A quien le diste culo para graduarte?!". Intolerable.
Yo tengo mi cuota de errores, yo soy la peor en cuanto a acentos se refiere, pero trato de mejorar, paso un corrector ortográfico, reviso 2 y 3 veces antes de entregar algo, pero hay gente que definitivamente no merece perdón y alguien que no pueda hablar sin decir "nadien", "dijieron" y cosas por el estilo no merece estar dentro de mi. Quiero mis 90 minutos de comiquitas y conversación interesante post sexo. He dicho.